En una copa vacía el tiempo se va deslizando
como el vino por el cristal, mis ojos alcanzan a percibirlo solo un poco y no
contestar su mal humor de siniestros acertijos.
Las hebras de mis raíces se consumen en otro
suelo para subsistir y yo quisiera no ser más forastera sino llegar a casa
cuando los toronjiles desborden de hojas el macetero y el sol diga siempre la
misma hora sobre el tejado.
Quisiera que las suelas de mis zapatos digan
las tantas baldosas que hay de mi esquina a la plaza y diga que es domingo
cuando se oigan las campanas en un ruido de fe salido del desayuno.
Que mi marcha sea de jardín en jardín por las
soleras … pensando esta casa es de tal y tal vecina y diga que mi toronjil es
más crecido que el de ellas y diga que no van a misa y que se duermen al
desayuno o no escuchan las campanas.
En una copa vacía el tiempo se desliza como
el vino por el cristal y yo no quisiera ser más forastera para no tener que contestarle
al tiempo que juega conmigo a los acertijos.