DE
MAÑANA
Las
hojas verdes que cuelgan desde la tapia al suelo amenazan todas las mañanas con
entrar por la ventana. Hoy las vi colorearse de otro modo cuando las
sorprendí al ojo de mi taza con café.
Presentí
que este día sería distinto, presentí vendría la discusión con ese agotador
discurso y las palabras que no se quieren oír. Lo presentí. Volví mi cara al
ventanal justo cuando su mano tanteaba mi muslo bajo mi camisa y pellizcaba mis
pechos como si ese acto fuera costumbre. Quité sus manos de encima y volví a mis
pensamientos del café y las hojas coloreadas de sol que se me antojaba por la
ventana. Supuse su descontento y lo que balbuceaba su inconsciente. Lo supuse.
El sonido de las llaves y el golpe de la puerta de calle tampoco hicieron que
me detuviera a escudriñar ningún mal humor. No hay tiempo, la vida se desplaza
en la multiplicación de las hojas verdes que amenazan con subir hasta la
ventana y entrar a mi casa.