martes, 5 de abril de 2016

DE MAÑANA

Las hojas verdes que cuelgan desde la tapia al suelo amenazan todas las mañanas con entrar por la ventana. Hoy las vi colorearse de otro modo cuando las sorprendí  al ojo de mi taza con café.
Presentí que este día sería distinto, presentí vendría la discusión con ese agotador discurso y las palabras que no se quieren oír. Lo presentí. Volví mi cara al ventanal justo cuando su mano tanteaba mi muslo bajo mi camisa y pellizcaba mis pechos como si ese acto fuera costumbre. Quité sus manos de encima y volví a mis pensamientos del café y las hojas coloreadas de sol que se me antojaba por la ventana. Supuse su descontento y lo que balbuceaba su inconsciente. Lo supuse. El sonido de las llaves y el golpe de la puerta de calle tampoco hicieron que me detuviera a escudriñar ningún mal humor. No hay tiempo, la vida se desplaza en la multiplicación de las hojas verdes que amenazan con subir hasta la ventana y entrar a mi casa.



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