DEL
MAL AMOR
Ella
minúscula en su humildad de poca ropa en el umbral, con esos ojos como lámparas
yo afirmado a mis pensamientos infieles; a mis pensamientos de hombre obrero
que se desliza por tantos parajes del subconsciente. La miro en esa fortaleza
que cubre su aura de hembra y de pelo revuelto sobre sus pechos. Me lo digo
para dentro, tengo esa vanidad que es por mí. Fue cuando pulsa la puerta de ese
cuarto y me empuja hacia dentro, no hay muebles sino una luz pequeña que
tintinea de vez en cuando. La cama y un lavamanos allá al fondo. Ella respira
cerca, siento sus labios y la osadía de sus manos, somos dos o uno, en esa
confusión del mal amor que cubren las paredes de un cuarto sin ventanas.
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