viernes, 2 de noviembre de 2012


LA LEONERA
Mucha gente apurada, los supermercados repletos y yo sin planes oyendo las canciones de Eric Clapton en mi estéreo...  Alguien vino a salvarme (ya no recuerdo), viajamos a la Leonera en un auto repleto. Llevo un suéter, una polera y cuadernos. Con mis primos al río hablando todos al mismo tiempo. Es año nuevo y nadie piensa que este podría ser el último momento, nadie piensa que por culpa del tiempo la vida nos deja tirados en cualquier parte sin brújula y sin escapatoria. El río que es ancho disminuye miedos, el agua y el viento, los pájaros y las piedras, los árboles y la alegría de ser libres de cuerpos mojados, nadando en el río. Soy una niña de nueve años de calzones rojos y corpiño morado, de cabellos castaños caídos y livianos que se van por el río… una niña de nueve años que escribe poesías a escondidas, a la luz de la vela, a la sombra de un ser imaginario, una niña que ahora se despreocupa, echada hacia atrás, nadando en el río, abrazada al cuello de sus primos, que nunca más vinieron a salvarla.

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