domingo, 28 de junio de 2020


Cuando hablas con el demonio una fila de palomillas cuelgan sobre la lámpara... una botella seduce tras el rincón apartado de tu computador a la puerta secreta que va al frontis de la higuera. Cuando hablas con el demonio dos ojos rojos perturban la luz esplendorosa que da justo en el piso húmedo de rocío que a veces salpica los vidrios de tu ventana.
Cuando hablas con el demonio y estremeces su pelaje es porque se calmarán las tempestades en una víspera eterna y contundente ya no cierres tu mano.


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