Cuando se acaba el embrujo, el viento apaga el tinte de alguna
lámpara. Las constelaciones bajo ese prisma, inmovilizadas no hablan con nadie.
La magia se acaba y el hielo se deja caer como fantasma.
Cuando se acaba el embrujo los ojos se abren, no más sueño sino
verdades y el mar es sólo mar, las flores sólo flores, los senderos se recogen,
como antes, todo vuelve a ser tan real…
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