lunes, 29 de octubre de 2012

EL TRENZADOR DE TRENZAS 


 ¿Qué edad tienes? Y el impacto de quedar en blanco, allí parada frente a él, el tipo que me observaba. El sol daba fuerte en la cara, paso mi mano por los ojos, aún llevo bronceador, digo. El tipo me mira y yo lo miro, me siento descarada, alocada ¡y qué tanto! es verano, allá al otro lado ruge el mar. En la cancha agreste los niños suben afiebrados de calor, las nubes no existen, es todo mar, la belleza tal vez de un amor o qué se yo… el viento dice eso y las casualidades también. El tipo moreno agacha su cabeza entrelaza mi cabello sus pies hundidos en unas ojotas. ¿Qué hago aquí? Una trenza larga por favor – él me mira y dice “una trenza larga y linda como tú” Viene más gente todo se pierde en el husmear de turistas que acechan a mi trenzador de trenzas que balbucea frente a mí. Es verano del dos mil diez, un suéter a rayas y la dulce fantasía de decir que no sé quién soy, perdida, si quiero, en los ojos de él. La playa que parece caleta, y los hippies y sus mochilas, los jóvenes capitalinos, y las chicas con poca ropa, y la basta de mis jeans aplastados con el zapato y las locuras de decir que no sé quien soy se divierten en mi cabeza. De seguro ya lo ha notado y se ríe para adentro. El chico moreno que me dijo su nombre en uno de los tantos balbuceos, mientras yo le contaba los pelos, que tenía en su pecho.


No hay comentarios:

Publicar un comentario