RENÉ
René abre la puerta de la humilde habitación una vez más, está todo bien, suspira. La vida le ha entregado tres hijos que duermen en ese instante sobre un colchón. La noche ha sido larga y fría, aún no se puede cocer el pan. De madrugada reparte a quién le quiera comprar, lleva una carreta la fruta de la vega, cebollas, zanahorias y el pan. Sobre la carreta a sus tres hijos vestidos de escolar.
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