martes, 4 de noviembre de 2014

UNA KOMBIE...


¿Y si nos compramos un bus? Así con muchas ventanas todas ellas hacia el mar, hacia los atardeceres, hacia los campos de huilles, hacia los prados de corrigüelas, hacia los maizales... Así yo parto a tu lado con mi amplio sombrero, anteojos, bolso con libros, lápices y cuadernos. Tú, insultando el sol, las pericias del camino, los tac, los motociclistas, los cobros excesivos en las bombas bencineras y los perros vagos que cruzan de improviso la carretera. Mientras yo cuento las casa que no tienen tejas, las calles urbanas, las iglesias, las chicas de jeans con largas melenas, conduces en un día de verano de agua mineral corriendo por mis labios, la seducción total, beso mojado, nadie nos mira, estamos atravesando un cordón de asfalto a no se cuántos grados, de ventanillas abiertas y el viento que exalta de pronto los sueños cuando frenas y miras hacia otro lado.
Un bus con muchas ventanas todas ellas hacia el mar y los atardeceres y los campos de huillles, los prados de corrigüelas, los maizales, mi amplio sombrero, las chicas de largas melenas, el beso mojado.
Es un día de verano conduces por una extensa carretera.


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