Estoy enojada
porque mi llave no abre todas las puertas que quisiera
Porque en mi calle
existe el rumor de verano agotador en las soleras
Porque mi impulso
de vestir como quiera se guarda aún en el closet
Porque mis
quehaceres no lidian con mi tiempo y el sol se duerme del hastío
Estoy enojada con
el ceño fruncido un puño cerrado y una vena hinchada en la cabeza
No puedo tener
calma es mi enojo permanente que vive de encierro
Que se alimenta
del calor ocioso y se divierte con mis malos pensamientos
Estoy detrás de
unas cortinas coloradas con un ojo abierto hacia el ventanal que sueña tus
pisadas
Una maldición de
mal aliento a veces llega desde la plaza y se escurre por el lavaplatos.
Muchos de mis
experimentos que desbordan las ollas los domingos han fracasado
Mil manchas aún no
se despegan de los azulejos y los visillos amarillentos donde moscas pegadas
son delicias para
las arañas.
No lavo mi pelo y
uso una sola prenda de vestir porque mi enojo es con los convencionalismos,
con los antojos,
con los entredichos, con el destino, con la vida,
con la poesía que
rompe todas las venas de mis arterias con las que defiendo mi orgullo.
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