lunes, 10 de febrero de 2014


(Crokis de mi nueva novela aún sin nombre)

Doblando la curva que lleva hacia el lote de eucaliptus y pequeños predios con alambrados, la encontré forcejeando con un tipo, insultándolo, empuñando una botella. La vi con esos jeans desteñidos, tacos vaqueros y una ajustada polera de algodón apegada a sus pechos. La vi y supuse que estaba llamándome, supuse que se aferraría a mí en esa apuesta terrible y fastidiosa que nos pone la vida para probarnos hasta dónde somos capaces de llegar con tal de sentirnos felices. Bajé del auto y le propiné unos golpes al tipo, no sé por qué estaba tan furioso, tan descontrolado… el hombre caído al suelo, ebrio como ella, ni se movió. Aproveché la pausa y la subí al auto, creyendo robarle al tipo un trofeo.

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