Esos días de verano, asoleados, con los pies con
barro o sumergida en una piscina, atravesando maizales en mi bici vieja, peleándome
con mis hermanas, tragando gajos de uva, arriba del techo buscando ciruelas
maduras. Recuerdo haber ido a tantos
lugares a dedo, en la camioneta de un tío, en bicicleta, en el tren, en una
micro repleta de bultos, a pie con una mochila llena de ropa … recuerdo
haciendo maletas, bolsos grandes, huevos cocidos, jugos en polvo … A Pichilemu
viajando en un tren repleto, asustada, con una toalla a la espalda, la nariz
tostada. Recuerdo a mis amigas buscando novio, enroscándose el pelo, enfundadas
en una mini falda, los pies descalzos. Recuerdo mis jeans desteñidos, mi pelo
enredado, con flojera, tendida bajo la hierba, leyendo las aventuras de “Tintín en el Tíbet”. La gelatina en el
refri, las mermeladas y frutas en conservas, el pastel de choclo y las
lagartijas paseándose por la ropa tendida en los alambres del patio. Las galletas Competas
untadas con miel o nadando en leche de vaca. A mi tío Lucho llegando en un auto
grande desde Santiago y yo chascona con la cara untada y pegajosa, sin un
zapato. Mis primos invadiendo la casa, trayendo ese aire seductor de la gente
urbana.
Recuerdo a mi padre viniendo desde las viñas y de
su chacra con la pala al hombro, el cuerpo sudado, con olor a vino, a bosta de
caballo, a tierra mojada. Lo veo en un día domingo perdido en sus cavilaciones
de hombre de campo, fabricando cigarro con una sola mano, en el patio leyendo
el diario con su camisa nueva, afeitado, perfumado y con el pelo engominado así
como Huidobro.
Recuerdo
la Leonera ,
acampando picada de mosquitos, mis primos chicos lanzándose al río, yo
escribiendo poesía… ¿qué edad tendría? … Recuerdo la fruta tirada en los huertos, los
atardeceres fumando a escondidas, un romance inconcluso, los nombres de mis
amigas que olvidé, las conversaciones con mi madre, las risas de mis hermanas,
los helados en bolsita, el viento tibio que circulaba sobre el techo.
Todos los veranos pienso escapar y nunca voy, es
una maleta imaginaria que hago y deshago según mi humor, un mapa que dibujo de
una ruta que nunca viajo, no sé por qué…bueno los años nos dejan cicatrices. El
resumen de la vida en una mochila, tal vez sea imposible. De todos modos o como
sea el caso, sigo soñando con esos días de verano.
(Del libro "... Esos días de verano", Ivonne Díaz).
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