jueves, 13 de febrero de 2014

Esos días de verano, asoleados, con los pies con barro o sumergida en una piscina, atravesando maizales en mi bici vieja, peleándome con mis hermanas, tragando gajos de uva, arriba del techo buscando ciruelas maduras. Recuerdo haber  ido a tantos lugares a dedo, en la camioneta de un tío, en bicicleta, en el tren, en una micro repleta de bultos, a pie con una mochila llena de ropa … recuerdo haciendo maletas, bolsos grandes, huevos cocidos, jugos en polvo … A Pichilemu viajando en un tren repleto, asustada, con una toalla a la espalda, la nariz tostada. Recuerdo a mis amigas buscando novio, enroscándose el pelo, enfundadas en una mini falda, los pies descalzos. Recuerdo mis jeans desteñidos, mi pelo enredado, con flojera, tendida bajo la hierba, leyendo las aventuras de “Tintín en el Tíbet”. La gelatina en el refri, las mermeladas y frutas en conservas, el pastel de choclo y las lagartijas paseándose por la ropa tendida en los alambres del patio. Las galletas Competas untadas con miel o nadando en leche de vaca. A mi tío Lucho llegando en un auto grande desde Santiago y yo chascona con la cara untada y pegajosa, sin un zapato. Mis primos invadiendo la casa, trayendo ese aire seductor de la gente urbana.

Recuerdo a mi padre viniendo desde las viñas y de su chacra con la pala al hombro, el cuerpo sudado, con olor a vino, a bosta de caballo, a tierra mojada. Lo veo en un día domingo perdido en sus cavilaciones de hombre de campo, fabricando cigarro con una sola mano, en el patio leyendo el diario con su camisa nueva, afeitado, perfumado y con el pelo engominado así como Huidobro. 
Recuerdo la Leonera, acampando picada de mosquitos, mis primos chicos lanzándose al río, yo escribiendo poesía… ¿qué edad tendría? … Recuerdo la fruta tirada en los huertos, los atardeceres fumando a escondidas, un romance inconcluso, los nombres de mis amigas que olvidé, las conversaciones con mi madre, las risas de mis hermanas, los helados en bolsita, el viento tibio que circulaba sobre el techo.

Todos los veranos pienso escapar y nunca voy, es una maleta imaginaria que hago y deshago según mi humor, un mapa que dibujo de una ruta que nunca viajo, no sé por qué…bueno los años nos dejan cicatrices. El resumen de la vida en una mochila, tal vez sea imposible. De todos modos o como sea el caso, sigo soñando con esos días de verano.

(Del libro "... Esos días de verano", Ivonne Díaz).





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