SIN CONTESTACIÓN
Escribiendo una carta sin contestación, las líneas desordenas de
ideas pasajeras como si estuvieran tendidas sobre el alambrado a punto de caer
al suelo en esa fragilidad que tiene a veces la memoria.
Los párrafos de una carta en tinta, con borrones, titubeando
entre el papel y la razón que se pudiera entender el forcejeo mental de quien
la escribe y se pudiera entender que es un asunto de dos … pero la carta no
tiene contestación.
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