domingo, 16 de febrero de 2014

HOMBRE DE LA TIERRA
(de mi tercera novela sin editar)


Juaco vaciaba una botella de licor anaranjado sobre un vaso con dos cubos de hielo. Nicanor observaba el interior de la casa; las pinturas que colgaban le parecían hablaban su idioma, aunque sólo eran manchas de colores.
El lujo y la comodidad eran sin dudas, un sello personal, se veía reflejado en esa sala. Se lo dijo después cuando agotaron el tema universitario y quedaron mirando el vidrio de la mesa de centro o jugando con los dedos en sus vasos.
-          Mi pueblo está teniendo graves problemas – intervino Nicanor – es por culpa del progreso, la invasión, las comunicaciones… necesito tu ayuda. Todos nos prometen irrealidades, palabras que no nos favorecen.
Juaco escuchaba con atención a su fornido amigo; un hombre indígena, de profunda voz y que le hacía añorar sus día universitarios cuando se perdían por las calles de Concepción ebrios, verseando canciones ininteligibles, humedeciendo cigarrillos compartidos.

-          ¿Quieres que interfiera?

-          Quiero protección, apoyo, ayuda y justicia. Las probabilidades de ganar son mínimas, eso lo tengo claro, pero no podemos rendirnos … es ir contra nuestra lucha y el ideal que perseguimos.

-          Los ideales amigo mío, no sirven para vivir hay que guardarlos en el cajón del velador.

-          No estoy de acuerdo, yo he forjado una sólida construcción gracias a ellos, me ha costado pero no niego que lo he obtenido, entonces no se trata de utopías ni simple vanidad – Respondió Nicanor algo molesto, recordando viejas rencillas con ese entrañable hombre adinerado que tenía nuevamente frente a él.

-          En cambio la magia no existe, tampoco los milagros – sonreía Juaco adivinando el enojo que provocaba en su amigo.

-          ¡Pero el poder sí!

-          En eso tienes razón

-          Tú tienes acceso al poder

-          Claro, pero no lo manejo

-          Y… ¿podrías hacerlo? – Insistió

-          Me estás complicando

-          Somos minoría a veces creo que vamos hacia atrás, un retroceso en la historia, miro hacia los lados y no encuentro avance en la mentalidad nacional. He pensado en ti porque creo que una buena cabeza en el equipo contrario pude más que cien en la nuestra.

-          No es fácil lo que me pides, interferir en este conflicto pude defraudar a mis aliados, en esta carrera uno debe tener bastante tacto para manejar los intereses nacionales.

-          … Podrías mover “contactos”, en este país todavía tus comentarios políticos aplastan débiles.

-          Eso que dijiste ¿es un halago o un reproche? – y pasó una mano por la espalda de aquel amigo a quien a ratos desviaba la mirada para fijarla en alguno de los miles de colores que representaba el cuadro fulguroso de la sala.
Muchas negociaciones tuvieron tremendo éxito ene se mismo lugar debido a esa pintura. Los que llegaban caían fulminados, embrujados, como si estuvieran viendo un espectáculo.
-          Compadre – dijo al fin Juaco, luego de tomar algo de aire – uno hace lo que dicta el instinto y no la conciencia, los valores se diluyen con los montos de billetes en las sucursales de los bancos nacionales – bebió hasta el último sorbo de trago y quedó pensativo extraviando la mirada por el ventanal.
A veces se le escapaban algunos acontecimientos de la zona, la verdad no le interesaban, se había quedado mudo cuando asomaba por ahí un intrépido interlocutor para abordarlo en un duelo de alegatos acusándolo de ignorante. Los sucesos entre empresarios e indígenas llenaban los titulares de los periódicos. Los discursos entre los de su bando político, al cual representaba en el senado, se convirtieron en un tema sensible, hería orgullos y acarreaba tempestades. Por lo tanto aprendió a manejarlo sin equívocos que pudieran costarle algo más que una desaprobación del partido.
Nicanor había pasado a ser algo así como su hermano; ágil, hábil con sus ideas, era el único capaz de ganarle en discusiones que tenían que ver con las leyes humanas. A veces llegaba a sentirse incompetente y se menospreciaba por esto.
-          Ay, amigo mío ¿Cuándo cambiarás? Los de mi partido necesitan a alguien como tú, deberías aliarte, ganarías mucho dinero, olvida las viejas rencillas, no le hagas caso a los conflictos geográficos, es una pérdida de tiempo, los asuntos gubernamentales son una pérdida de tiempo. Ocupate de ti mismo, mírate estás igual que hace cinco años atrás, luchando por causas perdidas.

-          ¡Estoy luchando por mi causa, es una deuda del pueblo mapuche al pueblo mapuche! ¡No pasa por el gobierno y sus leyes, pasa por el honor y la ética de mi raza, de mi gente! – Cada vez que Nicanor pronunciaba una sílaba empuñaba la mano y se le hinchaba una vena azul en el cuello.

-          Bueno, no vamos a pelearnos por eso verdad… me alegro que estés aquí, permíteme entonces mostrarte mis logros que ya sé de los tuyos, no eres indiferente para los reporteros de El Mercurio ¿a caso tienes un arreglín con el fotógrafo?

Nicanor, no supo qué contestarle así que rieron a la par inundando el ambiente a carcajadas.
-          ¿Vas a dejar que nos crucifiquen igual como hicieron los romanos a los cristianos? – Le dijo Nicanor después de un tiempo de pie observando el cuadro de vertiginosos colores, se sentía atraído por la pintura, le conmovía, le erizaba entera la piel igual que el sonido de  violines en el oído de un director de orquesta. Lo observaba de lado, de frente y de lejos, mitigando aún más su interés.

-          Estoy recién entrando al Congreso, mis proyectos políticos aún están en barbechos, es posible que para las próximas elecciones me tiren más lejos … Estoy como ves, cumpliendo mis metas, es difícil, cuesta, pero se puede llegar arriba, sólo hay que desearlo, de todos modos revisaré el caso de tu pueblo y sus necesidades. No esperes mucho porque es como tú dices; solo palabras.

-          Estoy seguro que no me defraudarás, tu olfato político es sin dudas un efectivo acierto para todos los que te rodean, he sabido del respeto que te tienen, hablan de ti en cada rincón de la nación. Entonces no espero otra cosas sino un buen resultado.

-          El desempeño de mis actividades no alcanza a tu distrito tendré que verme enfrentado a las autoridades de la zona y a las intervenciones judiciales ¡pero eso tú ya lo sabes eres el mejor abogado que conozco! Te estás farreando tu título encerrándote de esa manera, agrupándote con personas erradas que te disertan sus ideales, son unos cabezas cuadradas, seguramente piensan como guerrilleros o resentidos social.

-          ¡Estás equivocado, por la mierda, esas cosas no existen en mi comunidad! Sólo hay familias que han perdido sus tierras por falta de coraje y orgullo. Ya, me cansé, si es eso lo que piensas, prefiero no me ayudes – diciendo esto buscó la salida, Juaco lo detuvo aprisionándole el hombro izquierdo.

-          No espero ganar votos con esto, menos la simpatía de mis detractores, lo voy hacer por ti, pero no me puedes pedir que cambie la manera de ver las cosas

Al escuchar esto, Nicanor dio media vuelta y se sentó, Juaco, le extendió el vaso con licor y se lo bebió en silencio.

http://www.youtube.com/watch?v=2LOn1aQEPEk

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